"Todas la partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, ailjibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo... Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, asterión."

Jorge Luis Borges, La casa de Asterión.

La perpetuidad de la lluvia


MERCUS MEVEL

A mi hermana



Miércoles 04 de mayo del 2005

                Hoy amaneció lloviendo, es tan triste despertar y ver que el sol se halla escondido, que el cielo se encuentra triste como yo…

Laura continúa insistiéndome que termine. Antes de dormir ha empleado la misma técnica de siempre, llega al comedor donde yo me encuentro todas las noches pensando, me toma suavemente la parte trasera de mi cabeza, acaricia mi cabello y justo antes de recibir su tierno beso en la mejilla me dice susurrándome al oído como si fuera el tibio viento nocturno:¡ya termina… termina! Yo no logro entenderla, no creo que las cosas en realidad terminen algún día, es más, creo en el axioma que dice “la materia no se crea ni se destruye, tan sólo se transforma”, pero en estos tiempos de desconfianza y eclecticismo no nos conformamos con las palabras, requerimos un papel que notifique lo que se empieza y lo que se termina… es la era de la burocracia.
Después de besarme en la mejilla sentí un poco de lástima, no hacia Laura, sino hacia mí, parece que no logro expresarme por medio del lenguaje hablado con facilidad. No es por mi problema de tartamudear, sino porque ahora existe cierta separación entre el cerebro y la lengua y yo soy el que sufre ese divorcio. Intento ser claro, pero entre más palabras me salen de la boca, mas confusa se vuelve mi explicación y termino por no decir nada coherente o claro, o termino con lo mismo donde empecé acompañado de un inútil si o no en forma de interrogación como si a pesar de toda esa monserga todavía me cuestionara su credibilidad, mi propia credibilidad. Al igual, ésta ocasión terminé interrogándome mientras Laura se dirigía a su recámara. ¿Vale la pena intentar justificarse?

Lunes 9 de mayo del 2005

                Estaba Abstraído en la azotea de la casa. Desde ahí se pueden ver los cerros por la parte de atrás, donde nace el sol y por la parte de adelante la gran antena de Anselmo. Observaba a la luna nacer en el firmamento que todavía guardaba el color azul, parecía estar colgada de la antena, como si fuera una bandera ondeando en el aire, después se escondió por entre los tinacos y volvió a salir mas tarde, sin que nadie perturbara su vista.
Laura había llegado de lo de su novio y subió según a platicar conmigo, pero tan solo pudo soportar cinco minutos de silencio y estirando sus brazos al cielo me dijo bostezando que el día había terminado y que no tardara en dormir. Pero todo aquello era falso, el día no había terminado, seguía ahí, implacable con su luna y sus estrellas y sus grillos escondidos entre la hierba de abajo.
                ¿Los días terminan? si terminaran el olvido existiría y los conocimientos no. No existirían unos ojos brillantes en el Zócalo, ni hermosas figuras estelares en Ajijic, ni tibios amaneceres en Tepoztlán, ni risas en Chapala, ¿qué existiría entonces?
No puedo dormir, de hecho ya es martes y continúo escuchando aquella voz ¡termina, termina!, ya no es la voz de Laura, es una voz informe, como una pequeña queja del viento que se cuela por entre la ventana y no me permite dormir en paz.
                Laura se ha de encontrar roncando en su cama, tapada con miles de cobijas como siempre, escondida de la oscuridad detrás de sus edredones. Laura tiene miedo en las noches, yo vivo con él ignorando la razón.

Sábado 14 de mayo del 2005

                Me consternó ver llegar ayer a Laura. Inmediatamente después de cerrar la puerta se escuchó su sollozo como si se hubiera estado aguantando por años. No pude decir nada, me quedé mudo mientras ella gemía y gemía y mojaba el mantel de la mesa del comedor. Ya después que se desahogó, me miró y me aconsejó nunca tener novia, al final de sus consejos me dijo que ella ya había terminado con su novio y volvió a sollozar.
Hoy sigue llorando, despertó hinchada como un sapo. No ha terminado de llorar y creo que continuará haciéndolo. Dice que ayer terminó con su novio, pero creo que siguen “terminando” porque en la tarde era su novio el que marcaba tantas veces a la casa, él también ha de haber llorando, talvez en silencio, pero estoy seguro que a esta hora ha de estar emborrachándose por ahí y besando a otra chica que será la misma Laura pero con otro nombre y otro cuerpo, ¿eso es terminar?

Martes 17 de mayo del 2005

                Mañana se cumple el primer aniversario de la muerte del abuelo. Laura sigue llorando, pobrecita. Antes me criticaba por llorar tanto y ahora ella tan inconsolable. Se le juntaron todas las cosas. En la tarde me puse a llorar con ella, pero yo no lloraba por lo del abuelo, ni por ella, sino por alguna otra razón que no logro desentrañar. Me sentía desolado, desamparado, un tanto incomprendido, nadie me ha explicado cuando terminan las cosas. Lloramos mucho hasta que ella se fue a dormir, dejándome solo, llorando.

Miércoles 18 de mayo del 2005

                Hoy fuimos al panteón a visitar al abuelo. Nos encontramos con bastantes familiares. Muchos lloraban, otros presumían sus trajes nuevos. Pobrecito abuelo, no ha terminado de morirse y lo siguen velando. A veces creo que hasta llevo una parte del abuelo en la sangre y en algo que influye en mi forma de ser, no sé cómo explicarlo. Si el abuelo hubiera terminado de existir no lo seguiríamos visitando.
Si existiera el terminar de las personas, no existirían las religiones en el mundo.
                Creo que mientras escribo todo esto se me siguen escapando lágrimas y he mojado el papel. Las lágrimas se ven bellas descansando sobre el papel. Laura ha de estar llorando en secreto por su novio y por el abuelo. Yo no sé porqué lo hago.

Lunes 30 de mayo del 2005

                Ayer antes de dormir leía Sobre héroes y tumbas de Sábato. Al dormir pude ver el cuerpo del General Lavalle sobre el caballo, el sol pegaba sobre su pútrido cuerpo el cual comenzaba a hincharse, todos teníamos miedo a que estallase así que aumentamos la velocidad del trote. Cuando desperté me sorprendió que había continuado la lectura del libro, a pesar de haberlo dejado sobre el buró contiguo a la cama antes de dormir. No terminé de leer el libro a pesar de haberlo dejado de hacer, no es muy complicado de entender pero Laura me tira de a loco.
                La novedad fue que hoy me visitaron mis amigos. Tenía mucho tiempo que no los veía desde el accidente. A pesar de haber estado con ellos riendo y platicando, mi sentimiento de soledad no ha terminado. Ellos dicen que el accidente me cambió un poco y me ha hecho más raro que antes, yo creo que sigo igual. Lo único que pasa es que no puedo dejar de sentirme sólo a pesar de que pueda sentir unos húmedos labios rozar lentamente mis mejillas y dejar un tibio néctar brillar sobre ellas, sé que es aquella soledad mi cariñosa amante.

Miércoles 8 de junio del 2005

                Laura me repitió que ya debo terminar, pero ¿cuándo se terminan las cosas? Le pregunté desesperado. Ella con un silencio muy presuntuoso me señaló con su dedo índice su título de Licenciada en Administración de la Real y Pontificia Universidad de Chapa de Mota. Yo no me creo capaz de terminar algo porque para mí nunca terminan las cosas, ni con un título pegado sobre la pared de una humilde casa. No puedo dejar de aprender ni de olvidar.
                Otra vez hoy me pegó la melancolía y solté unas pocas lágrimas en el baño mientras me lavaba las manos y observaba mi rostro deformarse en el espejo.

Martes 21 de junio del 2005

                Ayer trajeron a una persona que platicara conmigo, me hablo de Dios, de mis problemas, de todo y nunca supe quién era, después la familia me llenó de abrazos diciendo en voz alta que me querían. Es verdad, lo creo, pero todo es tan falso.
Creo que no me he bañado en varias semanas, porque mi cabello se me cae a puños, lo tomo con las manos y un mechón de cabello se pega a mis manos. No quiero nada, simplemente continúo este camino inacabable de seguir pensando y respirando al mismo tiempo.

Lunes 27 de junio del 2005

                La ventana sigue abierta. Todo se ve tan gris detrás de la cortina que se agita por el viento. Este mes es muy triste, llueve mucho, como yo que también lluevo. Sentado desde aquí no se ven las casas que hay enfrente, pareciera que la casa se encuentra en lo alto de un barranco. Tan solo se ve el horizonte desvaneciéndose a lo lejos con las grises nubes, con aquella lluvia que amenaza a lo lejos. Talvez todo suceda cuando ella llegue…

Más tarde

                El abuelo llora a lo lejos, pronto llorará aquí y yo sentiré sus lágrimas caer a chorros en el patio…

Minutos después…
               
…Creo que comienza a chispear afuera, mi ventana sigue abierta como una puerta con una deslumbrante luz al fondo.
Yo creo que la lluvia son las lágrimas de los muertos, así es que cuando yo fenezca y mi cuerpo se halle enterrado, mis lágrimas todavía mojarán la tierra, regarán al olvido… y aún así no habré terminado mi existencia. Nunca podré terminar nada, como esta vida que volará tras la ventana a llorar con el abuelo.

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