Mercus Mevel
La espiral adorna tu vacío,
Esa nada atestada de tanta existencia tuya.
Hoy en mi vastedad rociada por la escarpa de tu ausencia,
Te haces presente como el murmullo de un sueño recién asesinado.
La melodía de una puerta que es tocada con cada rastro tuyo no acaba,
Comienza y termina; fulmina, calcina como una helada de flores.
Los labios se me parten de tantas veces que he pronunciado tu nombre inútilmente,
Pero necesario.
Invades mi vacío llenando inconscientemente la tinta que
Ha manchado la hoja blanca de mis noches los días.
Contradicción: lejanía de papel, cercanía metálica.
Es el silencio que escupe la escarcha de una helada que ahora,
mientras amanece, remoja la angustia de un desvelo que lleva tu nombre.
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