"Todas la partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, ailjibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo... Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, asterión."

Jorge Luis Borges, La casa de Asterión.

Edificio Puente de Alvarado




Sobre la avenida Puente de Alvarado, entre las calles de Zaragoza y la avenida Guerrero, hay un edificio cuya serie de prefabricados en la fachada generan diversos vanos paralelepípedos. El juego visual es interesante además, porque cada prefabricado rectangular es segmentado por círculos, de manera que dos esquinas de estos rectángulos y el centro opuesto a ellas son vacíos circulares. La disposición de estas placas prefabricadas sobre la fachada atrae la mirada, aún de los más distraídos. 

Edificio Puente de Alvarado. Fotografía tomada de Revista Arquine No. 56, Primavera 2012.

     El edificio del cual hablo, fue diseñado por el arquitecto Ernesto Gómez-Gallardo (1917-2012), quien falleció el 24 de enero de este año, y al cual se le han realizado algunos homenajes, ya que su participación en la arquitectura moderna en México fue distinguida: no se puede olvidar su participación para la realización de Ciudad Universitaria, con edificios como la Facultad de derecho junto a Alonso Mariscal, y el edificio de Humanidades, entre otras participaciones. Sin embargo su campo profesional no tan sólo abarcó la arquitectura, sino también el diseño industrial, como ejemplo se encuentran las bancas metálicas que se ubican dentro del cuadro principal del centro histórico de la Ciudad de México.

     Volviendo al edificio, en una de esas caminatas a casa, sentí que algo había cambiado, una especie de vacío se registraba sobre la avenida. Al dirigir la mirada hacia el edificio noté con cierto estupor que le habían quitado los prefabricados. Lo que queda de él es un gran vacío en cuyo interior unos barandales tubulares recuerdan las palabras de Graziella Trovato: “[…] el edificio es comparable al cuerpo humano, pues ya que todos elegimos o creamos nuestra propia ropa o “nuestra propia arquitectura”, la diferencia reside en la duración o extensión temporal…” (Trovato, Graziela, Des-velos. Autonomía de la envolvente en la arquitectura contemporánea, Akal, Madrid, 2007, p. 129); siendo así ¿cuánto tiempo durará las desnudez en este edificio?

     Esperemos que sea poco, y sólo sea por mantenimiento.


Edificio en la actualidad (abril de 2012). Fotografía: Israel Meneses Vélez.

Israel Meneses Vélez.
Ciudad de México, abril de 2012.

1 comentario:

  1. Hola. Creo pertinente decir que el edificio se diseñó y aún funciona como parqueadero. De ahí se entiende la libertad que se tuvo para el diseño de los vanos. Reconozco que el juego de luz y sombras y la volumetría de la fachada perdió la riqueza que otrora ostentaba. ¿No creen que el cambio de la fachada se debe a la búsqueda de luz natural? ¿Cómo habrá envejecido ese prefabricado?

    ResponderEliminar