"Todas la partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, ailjibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo... Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, asterión."

Jorge Luis Borges, La casa de Asterión.

Resistencia


Mercus Mevel


Ya no te bastan los días nublados ni las noches profundas
Donde los sueños se ahogan en la almohada de mis manos;
Ni te conforma la tristeza de una llave de baño,
O el llanto de una antigua puerta.

Una risa lejana, talvez un perfume
Y ahí estás llamándome como el follaje al viento,
Con tu cara en cada sombra de la ausencia,
Dejándome una piedra en la cabecera de mis ensoñaciones.
Porque el olvido es un fósil que se niega a morir.

Me silbas desde la transparencia del silencio
Con la insistencia de una luna llena en el bosque.
Buscas mi aullido para completar las notas de tu canción mortuoria,
Mi alma para robustecer tu orgullo.
Cierro los ojos y te veo libar la eternidad acuosa que guardo en las manos,
Como un zancudo alimentándose de los influjos de la noche.

Dos estrellas de una vieja fotografía que encontré en el buró de la cama
Delatan a cada lágrima que el tiempo reza en mis ojos
Lo umbroso de tus pretensiones, el sopor de tu hervoroso aliento.

Resisto, no sé por cuánto tiempo,
Sobrellevo la angustia de disimular tu existencia.
Me pongo el disfraz de una fiesta que nunca tuve y sonrío,
Sabiendo que en el abismo de mis pensamientos hay una mano que me llama
Y no se cansará de llamarme hasta que por fin,
Mis pies se conviertan en el péndulo de un moribundo bosque.


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